Bailar por amor a España

 


Palabras preliminares

Llevo un tiempo bailando y reflexionando sobre la danza, la enseñanza y la vinculación con lo que llamamos “patrimonio cultural”. ¿A quién le corresponde la definición de cultura y como se construye? Es algo que me interpela. ¿Cómo aparecen en nosotros ciertos hábitos o costumbres heredadas que forman parte de nuestra cotidianeidad, de nuestras tradiciones y a la vez de la cultural social? ¿Qué elementos representan nuestra cultura? ¿Cómo lo definimos? ¿Es posible establecer un único modelo cultural en un contexto híbrido?

Me dedico al flamenco hace más de treinta años, y quizás fue por azar. Bailaba de adolescente en las colectividades de Rosario, porque mis abuelos eran españoles y porque creíamos con unos amigos que si bailábamos nos llevarían a conocer España, -risas- eso no sucedió. Pero pasaron otras cosas. El gusto por bailar se hizo presente después, cuando me mudé a Buenos Aires y comencé una carrera profesional. Viajé a España, ahora sí. Seguí estudiando. Recorrí la mitad del mundo bailando flamenco y volví a Rosario. Regresé 20 años después, y las preguntas son recurrentes. ¿Cómo fue que empezó todo? ¿Quién soy? ¿Cuál es la cultura a la que pertenezco? ¿ Es única? Las respuestas a estos interrogantes los fui desarrollando en los libros de los últimos 10 años y aún queda mucho por resolver.

En una tarde cualquiera, charlando con mi madre Diana Arango, le pregunté por qué empezó ella a bailar, rápidamente respondió:- “Tenía 3 años y mi madre asturiana me llevaba a la academia de Amanda, allí bailábamos”. Yo conocí a Amanda Hamelin cuando era un chiquilín e iba a ver a mi madre bailar al Centro Catalán.

-“Lo hice hasta que ustedes nacieron y luego un tiempo más, pero dejé”. Fueron sus palabras entre nostálgicas y felices. Hablar de Amanda, era recordar su infancia en barrio Parque; las muestras en el teatro el Círculo y luego actuaciones por los pueblos con un grupo de gaiteros. Mi madre estudió magisterio y se dedicó a enseñar en colegios y la danza quedó en un segundo lugar.

Sus recuerdos continuaron dándome “pistas” sobre una época, los años 50, y multiplicaron mis preguntas: ¿Por qué en Rosario se estudian danzas españolas y no folklore argentino? A raíz de estos interrogantes, y quizás por propia curiosidad, desarrollé un plan de investigación para una tesis de doctorado: “Indagar sobre la danza española en Rosario”. “Recuperar la memoria de las maestras “anónimas” para darle visibilidad a su trabajo, a su compromiso con la danza. Reconocerlas como sostén de una cultura heredada.

Estas maestras fundaron sus academias de danzas barriales que funcionaban como verdaderos centros culturales. Allí no solo se bailaba, se compartía, se socializaba, se creaban amistades para toda la vida. Allí se valoraba la cultura de los Otros. Estas maestras asumieron el compromiso, tomaron la cultura española como patrimonio, lo convirtieron en su legado. Formaron artistas profesionales, bailarinas, o simplemente gente que pasaba unos años por allí para jugar a bailar. Estas maestras, que fueron muchas, nacieron en Rosario, y la ciudad tiene una deuda con ellas. Dieron clases en clubes, salones, teatros, academias, garajes, escuelas, asociaciones y educaron a muchas más. Estas maestras son parte de la cultura y del patrimonio de la ciudad.

 

Las maestras de danzas españolas

Amanda Hamelin (1914-2002) fue una de las primeras maestras de danzas que hubo en la Agrupación Andaluza, de momento no tenemos datos de otra anterior a ella, y que también tuvo su propia academia de danzas en el barrio Parque. Era pianista y fue profesora de teatro en el Centro Catalán de Rosario durante 40 años, hija de la malagueña Luisa Menéndez -Mamina- de quien aprendió el amor por la danza y el teatro. Nadie puede decirnos de momento, dónde aprendió ella a bailar danzas españolas, comenta en una entrevista para el boletín de la Agrupación Andaluza, que fue autodidacta: 

Empecé a enseñar de jovencita danzas a los niños dictando clases en el club de niños centro español de Unión Republicana y Club Gimnasia y Esgrima de Rosario, así como en la antigua Agrupación Andaluza. Fui asumiendo simultáneamente actividades de directora coreógrafa, creadora además de profesora de baile, registrando unas 300 representaciones en espectáculos de baile y también canciones españolas (A. A. Gacetilla 12-14).

También comenta que actuaba en zarzuelas como tiple cómica y en radio con un personaje que se hizo muy famoso en Rosario, la Tía Tota. Alcira Cassini Morán nos confirma que Amanda tocaba el piano y la invitaba a ella a cantar y hacían actuaciones. Diana Arango, alumna de Amanda a mediado de los años 50, recuerda que:- “bailaban Malagueña… era la época de los bailes de Ángel Pericet, de la escuela bolera. Amanda tocaba el piano y nosotras bailábamos…”

Uno de sus bailarines y actor, David Oliveri “el Chino” (1932 - 2023), nos cuenta en una entrevista para este trabajo que él era actor y era del mismo barrio que Amanda, cuando regresó del servicio militar empezó a hacer teatro con ella en el barrio, era el año 1953. Luego también actuaba como bailarín…

Éramos del grupo de teatro y hacíamos obras y montajes que se presentaban en el Círculo… a mí no me gustaba hacer el flamenco porque sabía que era un mamarracho, yo no tenía condiciones de bailarín. Hacían actos grupales, zapateaban y bailaban y yo vestido a la usanza, palmas, gritos y un taconéo… pero siempre desde el lugar del actor. Me marcaban lo que yo pudiese hacer, y después estaba el grupo de bailaoras como aquel en el que estaba Diana (Arango) esas sí bailaban.



Alcira Cassini Moran abrió su academia de danza en el año 1954, cuando era muy joven, desde el año anterior daba clases en un club. Ella bailaba español bajo el seudónimo de “Marujita la Cartujana”, participó en varios espectáculos teatrales como profesional. Es una de las maestras más longevas que hay en la ciudad y ha sido directora del ballet del Club Español en los años 90 y una de las primeras profesoras de danzas en el Colegio Español de Rosario. Su madre era española, de Valladolid, y comenta que en algunas fiestas familiares se cantaba o bailaba. Sobre sus comienzos en la danza nos cuenta:

Empecé con Juanita Sotto Ferrero y con Elba Tellería, era a lo que podíamos acceder, ella era una mujer muy humilde, daban clases muy cerca de aquí. Juanita Sotto daba clases en distintos lados hasta que Elba puso la academia y la trajo a Juanita. Elba era una maestra muy dura, muy cortante… en cambio, Juanita era muy amable. Luego pude irme a Buenos Aires a estudiar con Luisa Pericet. (…) Luisa, me enseñaba, me mostraba los pasos y los bailes por parte, luego me hacía escribirlos, anotarlos… tengo esos cuadernos… anotaba las danzas… Después con Eloy Pericet en España seguí estudiando.

Empecé a bailar a los 12 años a los 17 era profesional. Y se bailaba por intuición.  El flamenco era por intuición, a la Agrupación Andaluza llegaba gente y se venía para aquí, no se quedaban en Buenos Aires. Allí se hacía reuniones y la gente cantaba, recitaba. Allí estaba Amanda Hamelin y ella era una persona de sentimiento y escuchaba y sacaba las cosas con el piano, pero de oído… ella me decía:- “Marujita tenes que estudiar la buena Ventura”. Ella sabía cómo hacerlo… lo veía en otra gente y lo aprendía de oído. Llegué a estar reconocida, porque teníamos la Unión de Artistas de Variedades. Yo era profesional con 17 años y me pagaban, yo no bailaba gratis. Ahora se baila gratis para los Centros Españoles, pero cuando yo bailaba con el sindicato estábamos reconocidos.

En el año 1925 Ernesto de Larrechea funda el teatro Infantil Municipal [TIM] que unos años más tarde se convirtió en la Escuela Municipal de Danzas y Artes Escénicos, llevando el nombre de su fundador. Allí se formaron las futuras bailarinas y maestras de baile. La gran mayoría de docentes y bailarinas que hemos entrevistado pasaron por sus aulas, sobre todo en declamación, pero la escuela formó bailarinas de ballet y de danzas españolas. Una de las primeras docentes que encontramos ha sido Encarnación Lozano (1928) -especialista en flamenco- y René Barbero -especialista en clásico español- una alumna de ellas Magdalena Carrillo, que ingresó a la escuela con 9 años en el año 1953, nos comenta que ninguna de las dos eran españolas. Que eran buenas docentes y que sabía que Encarnación se había formado en la escuela de Alcira y Susana Olivé.

Dato que también nos confirma Norma Gasparini[1] (1932), que asegura que ambas eran compañera de la escuela de Alcira Olivé y que “Encarnación tocaba muy bien las castañuelas”.

Encontramos al hijo de Encarnación, Carlos Prado Lozano. Él nos cuenta que su madre fue una profesional destacada de la danza española, incluso que en algunos periódicos figuraba como la “gran bailarina española”. Ella nació en Rosario, pero su padre era de Murcia y su madre de Almería. El periódico El Independiente del 22 de julio de 1938 anunciaba en su titular: «Debutará en Buenos Aires la bailarina española, Encarnita Lozano. Trae el bagaje de sus exitosas interpretaciones y el encanto de su personita joven»

El artículo, que incluye una fotografía de la muy joven bailarina continúa diciendo:

Debutará en nuestra ciudad la estrella flamenca Encarnita Lozano, figura muy popular en Rosario, en donde ha actuado con ruidosos éxitos en los más importantes teatros y cines y que ahora, animada por sus resonantes triunfos, viene a probar fortuna en nuestra gran metrópolis (…) verdadera expresión del alma andaluza, un pedacito del azul cielo sevillano... 

Alcira Olivé[2] funda en 1931 la Escuela de Arte Escénico de Rosario, ella junto con su hermana Susana llevaban adelante un proyecto integral de preparación para artistas, realizaban también una formación en danzas españolas. En los programas de mano del teatro el Círculo, encontramos la Escuela de Artes Escénico de Alcira Olivé y Susana Olivé de Aletta da Sylva en el aparece como maestra de baile español Haydee Beltrandi. Sobre esta destacada docente, el programa refiere:

En Haydee Beltrandi se aúnan dotes de verdadera artista. Por ello fácil fue desde el principio prever lo halagüeño de su porvenir, como grato resultó más tarde verla triunfar gradualmente en su carrera. Dio sus primeros pasos con Carmen Nury destacada coreógrafa que materializó los sueños de arte de la futura bailarina con una sólida técnica y firme disciplina. Susana O. de Aletta de Sylva, actual directora de la Escuela de Arte Escénico, y Alcira Olivé su fundadora, alentaron su vocación (1951).

De Haydeé Beltrandi, nació en Rosario en 1923, su padre era de Palma de Mallorca, fue maestra de danzas españolas y actriz en la escuela de Alcira Olivé. Luego de los años 60 se dedicó al folklore brasileño, murió en 2015. Localizamos a su hijo Guillermo Gianpietro, radicado en Italia, que nos corrobora que su madre fue una gran maestra de danzas, actuaba y cantaba, él tiene publicado unos videos es su cuenta de YouTube.

En los programas de manos, hallados en el teatro el Círculo, de los distintos espectáculos de la escuela en los años 1951 a 53, encontramos algunas bailarinas que han sido destacadas maestras de danzas. En este caso podemos mencionar a Marta Aldasoro, que ha sido la creadora del ballet de danzas españolas y formadora de un gran número de bailarinas profesionales en los años 80; Haydee Papiri que crea una academia en la zona sur de la ciudad y Marta Lozano[3] una gran maestra local que se dedicó a la danza contemporánea.


Aldasoro, nacida en 1930, hija de madre criolla y padre vasco, comenzó sus estudios de muy joven en la academia de Alcira Olivé y luego continuó con Carmen Nury de quien dice:- “Oriunda de la madre patria y excelente bailarina de fandanguillo, estaba radicada en Buenos Aires”.

Aldasoro publica un libro con sus memorias, Destinos y desatinos (2004), su hija Gabriela Fidelibus, maestra de danzas y continuadora del legado de su madre, nos comenta:

Se formó en declamación y teatro con las hermanas Susana y Alcira Olivé. Tuvo formación en clásico y español. Aunque era muy temperamental, pero tenía buen salto, por lo cual fue becada en clásico. En aquellos días no se tenía noticias de escuela bolera en Rosario y se hacían los bailes de tablao en los que Carmen Nury era una experta.

Empezó a dar clases en Cruz Alta en 1948, luego en Casilda y en Santa Fe, trasladándose a Rosario, donde instala su academia y comienza una etapa teatral junto a Luis Serrano, fundando el centro dramático del litoral.

Allá por los años cincuenta y pico, mi academia de baile y el centro dramático corrieron juntos (…) logramos festivales de gran calidad. Por este entonces nunca había bailado con guitarra, en la academia siempre lo hacíamos secundada por el piano, y así seguí cuando puse mi estudio (Aldasoro 58-59).

Cecilia Benzoni (1957)[4], maestra de baile, comienza a estudiar a mediado de los 60 con Haydee Papiri en una academia de barrio y al año siguiente encuentra a Marta Aldasoro, quien se transforma en su maestra, con ella estudiará todas las danzas:

Nosotros no hacíamos flamenco con Marta... hacíamos los bailes que se hacían en ese tiempo, pero a Marta le gustaba mucho la estilización… ella era bailarina de carácter… le gustaba la jota… y todas las músicas de carácter… le gustaba la escuela bolera, pero ella no lo hacía… estudió con Luisa Pericet muchos años y viajó algunas veces a España y tomaba clases.

Cecilia Benzoni, recuerda que en los grupos donde estudiaba y bailaba no había españolas, todos eran de aquí, salvo las hermanas López, que recuerda, tenían familia española. También comenta que venía de Buenos Aires un bailarín de la compañía de Carmen Amaya, apodado Maera[5], que tomaba los exámenes a las alumnas de Marta Aldasoro.

Por su parte, Alcira Cassini Morán continúa trabajando la línea de los Pericet, siendo Luisa Pericet quien viajaba a Rosario a tomar los exámenes a su academia y en algunas ocasiones, también lo hacía el propio Ángel si se encontraba en el país.

En tanto, la Escuela Municipal de Danzas mantenía una formalidad de estudio y exámenes por fuera de la colectividad, más ligado a un modelo educativo artístico, sin importar la procedencia de sus docentes. Loly Salerno (1952) nos cuenta que Beatriz Buono de Nemer (1936-2005), nacida en Rosario, se formó en la Escuela Municipal, pero como allí no daban el título de docente de danza que habilitaba para dar clases, se fue a rendir con Maera. Loly comenzó estudiando con Beatriz en el 57 con tan solo 4 años y fue su alumna y ayudante de clases por más de 25 años. Cuando tenía 15 años, Beatriz la impulsa a montar su propia academia. Ambas daban clases en el barrio de Echesortu y sus muestras anuales las hacían en el teatro el Círculo.

Beatriz ha sido maestra de danzas españolas y folklore por mucho tiempo, aunque solo se dedicaba a la enseñanza y no realizaba actuaciones a nivel profesional. Loly agrega que era una maestra muy exigente, “ella impulsaba a las alumnas a la danza, era muy estricta, debías llegar a horario, no llegar tarde. Tener tus castañuelas, tu pollera, tus tacones, el pelo atado, nada del pelo en la cara, era muy exigente. Así salíamos”.

En los años 50 proliferaban espectáculos de danzas españolas y las academias de baile español y flamenco iban en continuo crecimiento, encontramos un total de 14 academias en el año 1951 solo dedicadas a la danza españolas, sumadas a la Escuela Municipal y la Escuela de Alcira Olivé.

Elsa Pastrana, nacida en Rosario en 1935, hija de andaluces, monta su propia academia de bailes a muy temprana edad, María Macarena. Desarrolla su actividad en la zona oeste de la ciudad, dedicándose a la docencia, también realizaba presentaciones en diferentes teatros de la ciudad, en los años 60 la encontramos en programas del teatro el Círculo, además de dar clases trabajaba profesionalmente como actriz o como bailarina, ella solía bailar con diferentes músicos. En la actualidad su hija Cecilia González Pastrana continúa la labor de su madre en la academia y también como docente en la escuela provincial de danzas.  


Los hermanos Requena, María del Carmen (1937) y Raúl Requena (1935-2020), según nos cuenta Rodrigo, hijo de María del Carmen, su madre y su tío eran profesionales del flamenco a mediados de los años 50, ellos comenzaron estudiando en Rosario en la academia Irma de Triana, pero al poco tiempo se cambiaron con Elba Tellería, ya que ella sí se dedicaba al flamenco, “las otras academias de la época enseñaban jotas y muñeiras enseñaban todas las danzas españolas y mis tíos querían hacer solo flamenco. 

María del Carmen se mudó a San Lorenzo, donde pudimos charlar con ella y preguntarle por qué eligió hacer flamenco:

Me encantaba porque mi padre era andaluz, de Almería, y amaba a su pueblo. Él me inculcó el amor por su tierra. Y bailábamos con mi hermano Raúl.

Empecé en la academia de chiquita, Irma de Triana, y luego de Elba Tellería. Ella era una profesora de Rosario y era lo mejor que había. Ella viajaba a Buenos Aires para hacerse poner danzas, iba con los Pericet. Hacíamos una pareja de baile español, Raúl, mi hermano y yo, y él también hacía de pareja de la profesora Elba, junto con Paco Valencia, y cantaba Ángel Cacho[6], era español de Valladolid, cantaba con Elba Tellería.

Yo hice una función para los bomberos que trabajaba Ino Carle y Rosarito Montes, su hermana, y allí practicábamos con Olmedo y ensayábamos. Él hacía su número cómico, una parodia de la bien pagá, y después bailábamos nosotros. A él lo contrataban en los festivales y allí los conocimos.

Mi papá nos llevaba a ver a Carmen Amaya y a todos los artistas que venían.

Este dúo de artistas solía trabajar por los pueblos de los alrededores de Rosario, y a diferencia de otras maestras entrevistadas no recibían apoyo oficial por parte del Estado, era un grupo independiente. Con ellos solía actuar un personaje, que más tarde fue un reconocido pintor: Francisco Pelló, nacido en Valencia y radicado en Rosario (1935-2021), bailaba junto a los hermanos Requena con el apodo de “Paco Valencia”. 

También en los relatos de Alcira Cassini Morán aparece la figura de Alberto Olmedo, un actor cómico de rosarino que logra fama nacional al mudarse a Buenos Aires. Tanto en artículos de diarios como en los famosos carnavales de Gimnasia y Esgrima, vamos a encontrar a Olmedo como capo cómico haciendo parodia de lo español y luego alguna de estas bailarinas haciendo sus bailes formales. 

María del Carmen recuerda que “cuando se hacía los carnavales teníamos una caseta, y allí Paco Valencia hizo unas panderetas con unas bailarinas adentro, él pintaba muy bien. Y allí estábamos. Paco y mi hermano Raúl bailaban mucho con Elba. Ella tenía un ballet bastante grande”.

Mercedes Ratero “La Trianera”, crea su academia a finales de los años 40, su hijo guitarrista, Juan El Profeta (1951) nos cuenta sobre su madre:

Era el año 1938, o 39, cuando vivía con mi abuela. Ella era chiquita y estaba bailando y mi abuela le dice: “que estás bailando”. Ella le responde: “flamenco”. Y la madre vuelve a decir “donde lo aprendiste”, y ella, una niña, contesta: “me sale de adentro”. No lo aprendió en ningún lado. Sus padres eran de Sevilla y Huelva, Toribio Ratero y Ramona Gil. La Trianera nació en 3 de diciembre de 1928 con el nombre de Mercedes Ratero.

Empezó de grande a dar clases, puso su academia en Larrea 830 (av. Córdoba al 5400), se casó con mi papá, y después de allí empezó a tener alumnos, alrededor de los años 1947 o 50, tenía unas veinte alumnas y luego tuvo hasta 100 alumnas. Eran todas chicas del mismo barrio.

Juan el profeta empezó bailando con su madre, pero pronto se pasó a la guitarra, “no estaba bien visto que un varón baile”. Trabajó con varias de las maestras de la época, realizó giras por Centro América, y fue a probar fortuna en Buenos Aires actuando en el conocido tablao el Nuevo Cortijo. Finalmente, decide volverse a Rosario para estar cerca de su madre. Entre los años 60 y 70 nos cuenta:

Conocí a Elba Tellería, porque me mandó a llamar para hacerme una prueba para su academia, llego yo muy joven, asustado con la guitarra, me temblaba las piernas, y ella aparece vestida de negro y me dice: “soleares”. Hace muchos años. Ella daba clases por el centro.  Pero con Elba aprendieron todas las maestras, Marta Aldasoro, Alcira, y otras. Ella era palabra mayor.  No había muchas academias en esa época, estaba mi mamá, Elba, la Papiri escuela de Triana y Nery Colver del grupo Estrella Federal que hacían folklore y flamenco. Yo después me dediqué a solista con la guitarra y me desvinculé de las academias.

Juan sigue impartiendo clases y realizando actuaciones en la ciudad, aunque ahora vive en Roldán.


Rosarito de Tomatis (1938) instalada en la zona sur de la ciudad, comenzó como maestras de danzas españolas, pero se pasó al jazz, convirtiéndose en la primera maestra dedicada al Modern Jazz en la ciudad.

Otra maestra de danza muy conocida por el barrio república de la 6ta. era Nora Marieta apodada Poly, ella nació en 1939 en Rosario. Comenzó su carrera en el estudio de danzas Ana Pawlova, dictaba clases de danzas españolas, clásicas y zapateo americano. Una de sus alumnas de los años 70, Mónica Neuman, nos comenta que Poly enseñaba español y zapateo americano, y cuando le preguntaba de donde aprendió ella decía que mirando las películas de Fred Aster. Poly solía hacer sus espectáculos en el teatro Olimpo, Neuman nos cuenta que bailaban allí cada año y que tomaba las clases junto con su hermana mayor:

Las hermanitas Neuman parece que bailábamos bien, una vez Poly habla con mis papás que nos quería llevar a bailar a otro lado, y allí mi padre nos saca porque dice que nos íbamos a volver cabareteras… y cabareteras fuimos… (risas).

Mónica Neuman se dedicó a la medicina, pero también siguió una carrera como actriz realizando importantes actuaciones y sigue vinculada al flamenco en la actualidad.

“Bailar era de cabaretera”. Este comentario aparece en muchas de las entrevistas, era una época que bailar no estaba tan bien visto para una mujer, aunque sí podían bailar las niñas. Alcira Casssini Moran nos cuenta que cuando se casó, el marido le dijo que dar clases como maestra sí podía hacerlo, pero bailar en escenario no se lo permitía.

También María del Carmen Requena dice que su marido era muy celoso y no quería que baile. Por su parte, Loly Salerno agrega que “la danza antes era como mal vista, hablabas de danza y era que ibas a bailar a un cabaret. Salvo que tengas algún pariente, como en mi caso, que tenía mi abuelo”.

La danza española, si bien se asociaba a los inmigrantes, tenía en los años 50 un cierto halo de impunidad, o quizás, había por parte del gobierno nacional un apoyo a la difusión de la cultura popular, incluidos en el Plan Quinquenal, se privilegiaba el folklore nacional y a las danzas españolas. Quizás este fue uno de los factores determinantes para que en barrios de la periferia de la ciudad surjan tantas academias de baile y en dónde se priorizó la enseñanza de las danzas españolas por sobre las otras.

El recorrido de las academias de baile entre los años 1940 a 1970 está ligado a maestras nacidas en su mayoría en Rosario, no tenemos maestras españolas radicadas en la ciudad, solamente quienes venía esporádicamente desde Buenos Aires como Luisa Pericet, Carmen Nury y Julio Maera a dictar algún cursillo o tomar los exámenes.


Todas ellas con una vinculación con la inmigración, la mayoría no conocieron España, salvo algunas pocas, pero todas han bailado y enseñando por amor a España. Por amor a una tierra que solo saben del relato de sus abuelos. Una tierra que se les presentó como la oportunidad de reparar un pasado heredado y construir su propio futuro. Cada relato está cargo de recuerdos felices, cada vez que se nombra a España, los ojos de estas mujeres se iluminan, todas atesoran recuerdos, bailes, coreografías, vivencias, anécdotas, fotos, bailes, programas, teatros, diarios. Objetos que construyen la identidad y forman parte del patrimonio cultural intangible e inmaterial. Estas maestras también construyen y son parte de la cultura, conformando el patrimonio de la ciudad, a todas ellas: Gracias!

Alcira Cassini Morán, Encarnación Lozano de Prado, María del Carmen Requena, Elsa Pastrana de González, Nora Marieta “Poly”, Rosarito de Tomatis, Lidia Haydee Papiri, Teresita Genazzi, Elvira Sica de Puntarello. Marta Aldasoro, Haydee Beltrandi, La Trianera, Amanda Hamelin, Elba Tellería, Beatriz Buono de Nemer.

Gabriel Vaudagna Arango. Rosario, noviembre 2023.  

Entrevistas:

Alcira Cassini Moran (Junio y agosto 2022)

Gabriela Fidelibus (Julio 2022)

Diana Arango (Junio 2022)

El Chino Olivera (julio 2022)

Cecilia Benzoni (Junio 2022)

Carlos Lozano Prado (Agosto 2022)

Marcela Manzano (Junio 2023)

María del Carmen Requena (Septiembre 2023)

Rodrigo Requena (Noviembre 2022)

Mónica Neuman (Junio 2022)

Patricia, Hija de Poly (Junio 2022)

Norma Gasparini (Septiembre 2023)

Juan el Profeta (Septiembre 2023)

Loly Salerno (Octubre 2023)

 

[1] Norma ha sido maestra de bailes en el Centro Asturiano de Rosario, pero nunca tuvo su propia academia. Se formó en la escuela de Alcira Olivé y luego con Elba Tellería en el club Newels, quien era la coreógrafa de patín.

[2] Alcira Olivé de Mollerach (1889 -1975) dramaturga y docente feminista impulsora del consejo de mujeres de Rosario ya la creación de la biblioteca de la misma institución. Personalidad destaca de la ciudad.

[3] Destacada docente de danzas, fue creadora del ballet de la Universidad y del IDAM junto a otras bailarinas. Su labor ha sido reconocida por el Consejo Deliberante en 2018.

[4] Maestra de baile flamenco y directora del ballet de la Agrupación Andaluza en los años 90. Fue alumna de Marta Aldasoro y de Haydee Papiri.

[5] Aunque no podemos confirmar cuando se instala en Buenos Aires, Julio Cernuda, apodado Maera era un bailarín español de la compañía de Carmen Amaya, que lo vamos a encontrar un tiempo después radicado en México.

[6] Ángel Quintero o también conocido como Ángel Cacho “el Ruiseñor de España”, era una cantante que hacía canción española, coplas y algo de flamenco. Tenía una compañía en los años 60 con la cual realizaban giras.

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