El cuerpo desnudo para la danza

Rocío Molina el cuerpo del baile



Rocío Molina es una de las artistas flamencas que aborda el cuerpo en escena. Sus creaciones generan controversias en algunos lineamientos a la hora de definir lo flamenco, si es que se puede. Sin embargo, es una de las más seguidas por el público y por los propios artistas.

Sus trabajos llevan a la creación a otros límites, pero sobre todo aborda el cuerpo, su propio cuerpo eso que para muchos es una simple estructura a la cual decorar con faldas, peineta y lunares. Abordar el cuerpo en el flamenco no es un tema muy recurrido, más bien es como dice ella encontrarse con su propio monstruo asusta... En su trabajo podemos observar un gran compromiso, investigación y búsqueda, pero sobre todo honestidad.

Mientras se prepara para estrenar en la XXI Bienal de Sevilla su nueva obra Trilogía sobre la guitarra, que se podrá ver en directo por el canal de Youtube, conversamos con ella para saber sobre la creación y de qué manera aborda el cuerpo en el baile flamenco
 

- Los creadores suelen partir de una pregunta inicial, una inquietud o algo que le moviliza a la acción. ¿En vuestro caso cuál sería esa instancia inicial?

- No suelo partir de una pregunta o ni si quiera de una idea concreta si no de una escucha, de un estado, de la necesidad de evolución y crecimiento tanto en mi baile como en mi vida y a partir de ahí, en esa constante búsqueda, es el cuerpo quien me dicta la respuesta de hacia dónde debo ir. Es como empezar una terapia, padecer un largo andar, descubrir emociones, respuestas, sensaciones que hacen que una vez probada la miel o la amargura (no siempre la creación es dulce) tu paladar quedase modificado habiendo conocido algo con lo que sin el no podrá vivir. 

- ¿Al terminar la obra se resuelve el enigma?

- Al terminar la obra, te das cuenta de que tan solo acabas de echar a volar, o de que acabas de volver al inicio de tu camino. Para mí no hay pregunta/respuesta.  Si hay un "espectáculo", Sí, es decir, una nueva FORMA, aunque esto no es lo que realmente me interesa. 

Sin embargo, hay un nuevo misterio, una nueva ventana, una modificación en tu ser, un baile afectado y padecido, una nueva cicatriz, éste mismo camino que debe de seguir viviéndose, bailándose. Por eso cada vez tengo la sensación más fuerte de estar haciendo la misma obra, pero de forma evolucionada, camino el mismo sendero todo el tiempo, pero afectada y acompañada de la vivencia. 

- En tu trabajo hay una sensación de llevar el flamenco a los límites, quizás hacia lugares menos explorados. ¿esto es algo que sucede o es algo pensado a priori? Como una dirección elegida…

- Cada vez me gusta trabajar más en la ignorancia y la confianza de lo que mi cuerpo ya conoce y sabe. Creo que la expresión del arte y la emoción es infinita -claro que hay lugares sin explorar aún-, y que así sea siempre. El flamenco se ha basado en expresiones tales como el dolor, la fatiga, el aire y el color de la tierra, el amor a una madre, la traición, la alegría entre muchas otras cosas.  ¿Por qué no entrar en rincones como el de la vanidad, la seducción, el ego, la máscara, lo grotesco, la mujer, la sexualidad, el placer, lo inclusivo, la soberbia, lo deforme, lo maternal, la belleza...?

En dos de las obras que pude asistir Grito Pelado y Caída del Cielo, aparece el cuerpo desnudo en escena. En el flamenco el cuerpo es un elemento que se oculta detrás de grandes y vistosos vestuarios, accesorios, etc. ¿Qué la lleva a usted a vincularse con su cuerpo?

- El flamenco se ha revestido y recargado de volantes, lunares, peinas y flores especialmente en la mujer para aparte de hablar de una cultura, de una tradición, para embaucar y seducir: trajes ceñidos para realzar cintura y pechos, escotes, pestañas infinitas, labios rojos y voluptuosos, flecos, volantes, es como el mejor de los claveles.

¿Qué curioso no? esto se naturaliza, hasta el levantar de la falda para descubrir las piernas en el zapateo. Y resulta que con lo que ya venimos todos, con el cuerpo, sin revestimiento, sin colores fuertes, sin resaltar, resulta que CON LO NATURAL nos ruborizamos. Para mí, el desnudo sin movimiento es donde menos provocación hay, la provocación está en cada uno de nosotros y encontrarnos con ello, y especialmente en el flamenco debido de donde viene, es algo con lo que aún estamos incómodos. Mi cuerpo es natural, como tú y como yo, como todos y quiénes lo hacemos provocador y es la perversidad de nuestras mentes. 

Ya que haces referencia al desnudo de Grito Peleo, la pregunta es: ¿Qué provocación puede haber en una mujer que es hija, que se desnuda ante de su propia madre, llevando dentro de sí a un bebé que será nieta de la propia madre? U otra pregunta ¿qué padre o madre no lava a su hijo/a desnudo? ¿Acaso lavas a tu hijo con ropa? ¿es esto provocador? 

- ¿Por qué no hay más producciones que aborden el cuerpo en la escena del baile flamenco?

- Porque encontrarse con el monstruo/con tu propio monstruo, asusta. 

Gabriel Vaudagna / agosto 2020

Foto de prensa de la Bienal de Flamenco 

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