María Pagés Compañía



Oda al tiempo

Una oda a tiempo es una coreografía flamenca sobre la contemporaneidad y sobre el necesario diálogo con la memoria. Así enuncia el programa la obra que la gran coreógrafa María Pagés presentó en el teatro de la Maestranza junto a su compañía.

La obra es bella por donde se la mire, su estética, su música, su coreografía. María Pagés logra construir con el flamenco una obra en la que todos los elementos funcionan desde el punto de vista del flamenco y desde el punto de vista de una obra de danza teatro, o un relato danzado. Oda al tiempo hace una revisión sobre el tiempo y sobre la memoria cada escena esta pensada como: primavera, verano, otoño, invierno…, quizás haciendo un guiño a la película de Kim Ki-duk, pero aquí el final será la primavera redentora.

El placer estético que conforma el relato.

Comienza con un grupo de bailarines en círculo descalzos, zapateando, moviéndose, y en el fondo arriba una luna roja, o podría ser un sol en una puesta. El lugar que ocupa ese circulo colgado en medio de la escena es por momentos luna, o sol y por momentos es reloj que marca el tiempo, pero a la vez en una de las escenas baja y se transforma en espejo y en ventana.

El comienzo parece un campo en dónde florecen las plantas y se forma una imagen de árbol de la vida mientras el cante dice: somos el árbol, somos memoria del camino de la vida. Ese árbol esta formado por la propia Pagés con una bata de cola roja, quizás haciendo alusión a la sabia del tronco del árbol, mientras que los bailarines vestidos de grises con sus brazos conforman las ramas y de una de estas, cuelgan castañuelas que ella las utiliza para bailar.

Al finalizar entra el cuerpo de baile vestido de colores, cuatro bailarinas y cuatro bailarines, la luna-sol cambia de color y de fondo se escuchan pájaros. Todo el tiempo hay una dinámica coreográfica, hay secuencias plásticas de movimientos en dónde los músicos también intervienen, ya que el primer cuadro estas en línea al fondo y luego están separados en dos esquinas y también se mueven.

La escena de los matones es de una belleza sublime, los colores, los bordados y el entramado coreográfico hace que no se puede dejar de disfrutar nada.
Vuelven a formar un círculo con sillas y algunos de pie mientras cantan todos, un texto de Pablo Neruda, por bulerías al golpe.
Hay todo el tiempo un concepto de lo colectivo. Irrumpe los cuatro chicos bailando solos unas alegrías y luego lo harás las cuatro chicas con bata de colas de colores.

Sobre el final baja la luna y se trasforma en una gran medialuna y en sombras todos en distintas posiciones se transforman en pájaros que emigran. Llega el otoño. Bailan.

La memoria que trae a escena momentos de terror, de guerra y de violencia. El invierno lo determina el uso de sobretodos y bastones con los cuales bailan, pero también construyen una guerra, un relato que estremece, que incomoda, cerrando el cuadro pequeñas escenas que van apareciendo de hombres empuñando armas sobre otros desprotegidos. Hay militares que cercenan el tiempo, que determina cuanto va a vivir el otro… es un momento de tensión y de reflexión a la vez.

Se deconstruye el cuadro y lentamente vuelve la primavera, aparece ese árbol del principio, suena el mismo cante y María Pagés se coloca en medio como tronco, pero esta vez no lleva una bata de cola roja sino un vestido color bordó. Quizás esas raíces que mostraba la bata ahora fueron cortadas o ese árbol tuvo que emigrar, como los pájaros…

La música, las luces, el vestuario, los colores, las interpretaciones, todo está cuidado y todo es bello. María Pagés y su compañía componen una obra cargada de sutilezas y de poesía, el teatro Maestranza con un lleno absoluto aplaudió de pie un largo rato, la intensidad de las palmas dejaba ver que el público estaba satisfecho.
Gabriel Vaudagna / Sevilla Bienal 2018.
Foto: Oscar Romero prensa de la Bienal.

FICHA TÉCNICA
Dirección, coreografía y diseño de vestuario: María Pagés
Dramaturgia y textos: El Arbi El Harti
Baile: María Pagés, Eva Varela, Julia Gimeno, Marta Gálvez, Virginia Muñoz, José Barrios, Rafael Ramírez, Juan Carlos Avecilla, Manuel del Río.
Música: Ana Ramón (voz); Bernardo Mirando (Voz); Rubén Levaniegos (guitarra); Isaac Muñoz (guitarra); Marina Barba (chelo); David Moñiz (violín); Chema Uriarte (percusión).
Set. 21 / Teatro de la Maestranza

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