LLENAR EL VACÍO DE MOVIMIENTO



      La bailaora y coreógrafa Ana Morales presento su nueva obra En la cuerda floja, dentro del programa Baila Madrid en los teatros del Canal. 
      La obra parte de una residencia de creación realizada en dicho teatro y busca en palabras de su autora responder a la pregunta ¿Qué le pasa a nuestro cuerpo y a nuestra mente cuando busca el orden y se siente cómodo en el caos? 
      A un espacio amplio y vacío, donde sucede la danza, se le opone otro reducido y cerrado, rectangular y elevado, con cortinas de cadenas, donde se encuentran los músicos. Para el co-director de la obra ese otro es un espacio utópico. Para ella será el lugar de la inspiración, el contraste a lo negro y el espejo que deja en más de una vez proyectar su sombra.
      La puesta es minimalista, y mayormente se utiliza un sector en el que los laterales del teatro forman una especie de muro, allí, donde no hay nada, dice la autora: donde solo hay vacío y encierro. Es donde sucede la danza. 
      Se busca todo el tiempo deconstruir una estética, una linealidad de movimientos y una continuidad coreográfica. A veces lo contemporáneo es el lenguaje corporal a veces lo es el flamenco. 
      La obra podríamos decir tiene tres piezas coreográficas y dos movimientos musicales. El primero en la que aparece en una penumbra y vestida con ropa interior, descalza, construye secuencias de movimientos contemporáneos, mientras un contrabajo construye la melodía. La música no condiciona la danza más bien parecen que habitan en una superposición coreográfica. 
     Hay un intermedio musical y ella se viste fuera de escena con una falda con muchos volantes y color rojo. Aquí lo simbólico del vestuario y del color reafirman que se bailará flamenco. 
      La música compuesta por José Quevedo “Bolita” crea ambientes diversos a la vez que acompaña el baile. No hay una estructura lineal de lo flamenco suenan tangos y al final una seguiriya, aunque no es lo que busca definir y el cante cuando aparece se reproduce desde una pista, más bien son los sonidos los que buscan el desequilibrio que la intérprete abordará con su cuerpo. La percusión de Paquito González y el contrabajo de Pablo Martín, completan la instrumentación de la obra que fluctúa entre el jazz y el flamenco.
      Mientras suena una melodía, Morales anuda fragmentos de cortinas de metal que rodea a los músicos para dejar salir la música o quizás para crear puertas. Vuelve a cambiar su vestuario, y mantiene el color rojo, pero ahora es un vestido, moderno, tipo bata que lleva un cordón para atarse a la cintura y baila sobre una melodía que pudiera ser de seguiriya. La danza explora el máximo de movimientos, sin ornamentaciones barrocas, buscando llenar los vacíos con un cuerpo que expone sus propios límites y que transita en la cuerda floja.

Gabriel Vaudagna

Teatros Canal Madrid 1 de septiembre 2020

Foto: Oscar Romero

 

Ficha Técnica

Dirección artística y coreografía: Ana Morales
Dirección escénica: Roberto Olivan y Ana Morales
Dirección y creación musical: José Quevedo “Bolita”
Baile: Ana Morales
Guitarra: José Quevedo “Bolita”
Percusión: Paquito González
Contrabajo: Pablo Martín
Voz en off: Sandra Carrasco
Productora ejecutiva: Ana Morales
Distribución: Matel Cultura / May Torrejón
Producción: Elena Martín
Coproducción: Centro Coreográfico-Teatros del Canal, La Bienal de Sevilla, Flamenco Biennale, L’Obrador – Espai de Creació


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