EL BALLET NACIONAL DE ESPAÑA RINDE HOMENAJE A ANTONIO EL BAILARÍN

 


Con un extenso programa, que recoge varias obras del gran bailarín Antonio Ruiz Soler (1921-1996), se presentó en el teatro de la Maestranza de Sevilla el Ballet Nacional de España, dirigido por Rubén Olmo y con la participación de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla bajo la dirección de Manuel Coves.

Comenzó el homenaje con la reposición de la obra Las Sonatas del Padre Soler que Antonio estrenara con su propio Ballet en 1953 y que repusiera para el Ballet Nacional de España bajo su dirección en 1982. Esta pieza que, aunque parte de la escuela bolera, se alinea más hacia unas formas del ballet clásico desde su desenvoltura técnica, los recorridos de los brazos, el eje del cuerpo sumamente estirado y los movimientos coreográficos que apelan al unísono como única forma de creación.

En los años’50 Antonio “El Bailarín” se separaba así, técnicamente, de la estética bolera para crear un híbrido entre la academia francesa y la escuela española de danza. El director Olmo busca llevar a la compañía en esa misma dirección exponiendo a sus bailarines -sobre todos en los varones- a una forma de danza que no llegan a concretar con destreza, algo que sí logran las bailarinas, sobre todo en los saltos y baterías -o trenzados- en las que ellas no pierden la colocación.

Esta pieza, extensa, genera ciertos interrogantes: por un lado, preguntarnos qué pasa con el universo de la escuela bolera, pero, por otro lado, qué se busca conseguir con esta reposición. ¿Por qué fue elegida y presentada dentro del homenaje?

En la escena siguiente y delante del telón el propio director del Ballet Rubén Olmo interpreta la versión de El Vito, creada en 1944 por Antonio y Rosario para la película de “Hollywood Canteen”. Este número imita exactamente la manera de bailar de Antonio, reproduciendo la misma coreografía con un gran trabajo por parte de ambos bailarines - Olmo y Mendoza- y tiene como plus que esta pieza nunca fue presentada en Sevilla por su autor.

Para cerrar la primera parte llegan unas Estampas Flamencas, compuestas de cuatro piezas creadas por Olmo y Corbacho siguiendo el universo imaginario de Antonio. Martinete, que bailan solo los hombres del ballet. El Zorongo con letra perteneciente a las canciones recogidas por Lorca, interpretada por Inmaculada Salomón y Antonio Correderas. El taranto que interpreta el mismo director Rubén Olmo y los caracoles con batas de cola y mantón que bailan todas las mujeres de la compañía.

Este último es un cuadro muy vistoso, colorido, donde se vuelve a una estética de lo flamenco bastante representado. Aquí se anula la personalidad de cada intérprete para buscar una unicidad general, tensionando la idea que lo flamenco intenta desmarcarse de otras disciplinas, que puede ser lo personal, lo propio, la no estandarización del baile. Sin embargo, se apela a una composición en la que sigue siendo el ballet el patrón que determina los movimientos coreográficos.

Para cerrar la primera parte todo el grupo baila sevillanas, de una manera muy a “lo Antonio” – con pasos exagerados- y el patio de butacas hace palmas y jalea. Aquí se pone en evidencia la ausencia de la feria de abril en Sevilla, que podría haber sido estos días. El público acompaña el cuadro con mucho entusiasmo, algo que no hizo en los números anteriores.   

Después del intervalo llegaron tres momentos diferentes: Asturias de Isaac Albéniz interpretada por Esther Jurado y con coreografía de Carlos Vilán, en una pieza bella y con gran plasticidad. El zapateado de Sarasate con coreografías del propio Antonio y música de Pablo Sarasate e interpretada muy bien por Francisco Velazco. Creo que este es el momento de mayor tensión de la obra, logrando unos climas de musicalidad y silencio, que obliga al espectador a centrar toda su atención en el bailarín. Esta pieza pone de manifiesto también la simplicidad del zapateo, con una combinación de golpes de todo el pie redoblados y alguna punta taco -de toda la vida- se crea un clima sonoro perfecto. Velazco actualiza, con mucho arte, la forma de bailar de Antonio y evidencia los excesos que se viven hoy con relación al flamenco. Esta pieza podría sintetizar todo el homenaje a un gran bailarín.

El último cuadro son las Fantasías Galaicas creadas por Antonio y estrenadas en 1956 con música de Ernesto Halffter. Aquí también se recupera de la versión original los vestuarios utilizados en aquel entonces. La compañía se luce, logra momentos muy cálidos, vistosos, los movimientos coreográficos están en sintonía con el propio folklore, aunque se lleven los cuerpos a una estilización académica, aquí la muiñeira dialoga con el ballet para crear un nuevo lenguaje.

La iluminación de toda la obra es muy simple, no hay casi climas creados especialmente, todo es bastante plano, exceptuando un momento en las fantasías galaicas que aparecen las supuestas “brujas”. Hay momentos en que se proyectan imágenes sobre un telón de fondo para ilustrar alguna escena.

Al cumplirse el centenario de Antonio Ruiz Soler, y al proponer un espectáculo de tres horas de duración el homenaje se ha cumplido. Qué sucede después, la figura de este importante bailarín perdurará en acciones culturales o quedará nuevamente diluida en el olvido… Esta obra representa mucho más que un homenaje, trae a la actualidad una línea de pensamiento coreográfico y estético de los años’50 de una España de Posguerra, quizás deberíamos re-pensar qué ha pasado desde entonces con la danza española.

Gabriel Vaudagna Arango

Teatro de la Maestranza, Sevilla 15 de abril 2021

Foto: Pablo Guidali y Cartel de BNE

FICHA TÉCNICA:

BALLET NACIONAL DE ESPAÑA Director: Rubén Olmo

Asistente de Dirección: Miguel Ángel Corbacho

Bailarines Principales: Invitados Esther Jurado, Francisco Velasco

Primeros Bailarines: Aloña Alonso, Inmaculada Salomón, Antonio Correderas, Sergio García, Eduardo Martínez.

 Solistas: María Fernández, Débora Martínez, Miriam Mendoza, José Manuel Benítez, Albert Hernández, Carlos Sánchez.

 Cuerpo de Baile: Ana Agraz, Cristina Aguilera, Estela Alonso, Sara Arévalo, Pilar Arteseros, Mercedes Burgos, Irene Correa, Patricia Fernández, María Martín, Sara Nieto, Laura Vargas, Aitana Rousseau, Noelia Ruiz, Irene Tena, Vanesa Vento, Sou Jung Youn, Juan Berlanga, Axel Galán, Cristian García, Álvaro Gordillo, Antonio Jiménez, Matías López, Adrián Maqueda, Álvaro Marbán, Alfredo Mérida, Javier Moreno, Javier Polonio, Manuel del Río.

 Maestra Repetidora: Maribel Gallardo

 Repetidores: Cristina Visús

 Instructora de Danza: Diana Noriega

 Maestros de Ballet: Elena Matamoros, Tino Morán, Raúl Tino.

 Cantaores: Saray Muñoz, Gabriel de la Tomasa.

 Guitarras: Enrique Bermúdez, Jonathan Bermúdez, Diego Losada, Víctor Márquez.

 Percusionista: Roberto Vozmedian

Pianistas: Juan Álvarez, Jose Luis Franco, Marcelino López

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