Un futuro desolador

 

Ángel Rojas propone, con una compañía de jóvenes intérpretes, una obra que podría enmarcarse en la contemporaneidad, en la cual el flamenco opera como espacio sonoro. Pero no como una serie de palos ligados en donde se baila de una u otra manera, al contrario, compone una verdadera banda sonora donde el cante y la guitarra se fusionan con la música electrónica, con sonidos que crean una atmósfera particular.

Comienza con muchas luces a media altura encandilando al público y cuando esa línea de luz sube deja al descubierto, sobre el lado izquierdo del escenario, una especie de hombre de hierro sentado, una maquinaria de metal o una nave, allí están los intérpretes.

Ya no seremos propone un universo en el cual se ingresa o se queda fuera, incluso el final deja una pauta abierta sobre esto.

El grupo está vestido como de guerra de película futurista -todos iguales-, no hay cambios de vestuarios. La decisión estética se mantiene de principio a fin. Las primeras acciones son con zapatillas no con tacones, los movimientos pertenecen a la danza contemporánea y de repente hay sonidos, de repente alguien se pone unas botas y zapatea.

Los movimientos coreográficos son grupales en su mayoría salvo en un par de momentos en que aparece algún solo.


Es una obra compleja de analizar linealmente, pero podría captar algo de su universo. El grupo sale de ese hombre de hierro al que vuelven reiteradamente, lo adoran, le hacen reverencias. Suceden enfrentamientos fuera de él y regresan a él.

Hay secuencias con compás marcado, hay algunos cantes que sobresalen, hay un guitarrista -vestido igual que todos- que produce sonidos flamencos.

Las coreografías tienen dinámicas, el grupo se aleja, bailan, pero siempre vuelven al hombre de hierro.

Reflexionaba sobre la humanidad adorando superhéroes -en este caso de metal- peleando por algo sin saber por qué, creando una comunidad que se confronta a sí misma y que a la vez gira en torno a una estatua.

En la obra sobre el final se abre una puerta iluminada y todos van ingresando, algunos se dan la mano, caminan juntos todos menos el hombre de hierro que nunca produjo ningún movimiento y es el único que sobrevive a todo.

¿Será la máquina la que aniquile a la humanidad? O ¿será la propia humanidad que se autodestruya?

La luz vuelve a bajar, el público encandilado nuevamente mientras todos van entrando hacia lo desconocido… Una puesta de luz y sonido que mantiene la estética de principio a fin.

La obra es muy interesante y lleva al espectador a otros lugares lo saca de un estado de confort. Rojas acierta con este trabajo que, posiblemente, sea para contextos diferentes que un festival de flamenco, sin embargo aún sigo pensando si ya no seremos los mismos.

Gabriel Vaudagna Arango

13 de mayo 2021

Teatro Villamarta / Festival de Jerez

Foto: @festivaldejerez/ Javier Fergo

 

FICHA TÉCNICA

Dirección artística & dramaturgia: Ángel Rojas

Coreografía: Ángel Rojas, Sara Cano, Mercedes de Córdoba & José Manuel Álvarez, en colaboración con los bailarines.

Asesoría contemporánea: Sharon Fridman

Música original: Luis Miguel Cobo & Juan Campallo

Bailarines: Diego Aguilar, Juan Carlos Avecilla, Marta Bonilla, Marina González-Madiedo, Jesús Hinojosa, Blanca Lorente, Lorena Oliva, Yoel Vargas

Cante: Eva Ruiz “La Lebri”, María Mezcle

Guitarra: Juan Campallo

Percusión: Paco Vega

Repetidora: Lorena Oliva

Diseño de escenografía: Santiago de la Quintana

Vestuario: Marisa Maggi & María Calderón

Diseño de iluminación: Ángel Rojas & Álvaro Estrada

Diseño de sonido: Víctor Tomé

Adaptación escenográfica & maquinaria: David Cubells

Asistencia técnica: Soviled

Diseño gráfico: soumahproject+

Fotografí:a Danilo Moroni & Juan Carlos Toledo

Vídeo: MBV Producciones

Producción ejecutiva: Ana Rojas

Dirección de producción: distribución & management Lola Ortiz de Lanzagorta (New Dance Management).

 

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