El flamenco en Hospitalet

 

Cuatro propuestas diferentes compusieron la segunda jornada del festival Flamenco y Patrimonio en Hospitalet de Llobregat.

Por la mañana Carmen Muñoz y la asociación Marismas del Guadalquivir presentaron una performance «una toma de posesión del espacio para la danza» figura en el programa de manos. Sobre el escenario emplazado en el colegio San José Obrero, once intérpretes generaban movimientos cortados mientras la música se interrumpía generando silencios y sonido. El grupo recuperaba esa misma fracción y generaba movimiento y detención, luego de varias rupturas la música se hace presente y todos los cuerpos danzan.

La segunda intervención Indisciplina estuvo a cargo de dos jóvenes muy talentosos Saïd Ramos -bailarín de ballet y contemporáneo- y Yoel Vargas -bailarín de danzas españolas- acompañados al piano eléctrico y efectos sonoros por Max Villavecchia.

Ambos intérpretes propusieron un diálogo entre sus disciplinas para tratar de establecer puntos de contacto. Después que cada uno realiza un solo a modo de presentación, sucede el encuentro, cada cuerpo se mueve, se miran, exploran el espacio, sus cuerpos flexibles crean una poética nueva.

Ramos generaba líneas y equilibrios, movimientos acelerados a los que Vargas respondía, a veces con sonidos otras, copiaba las mismas intenciones metiéndose en los movimientos de éste. La danza del diálogo entre ambos era sublime, verdaderamente un momento de gran placer estético.

 

Por la tarde las propuestas se situaron en Can Colom donde se alzaba un pequeño escenario rodeado de sillas. Elizabet Romagosa presentó Punto Ciego, una pieza que parte de un estado de control y restricciones en busca de su libertad, según comenta en el programa de manos.

Ingresa ella a escena y coloca una cinta de papel por el suelo delimitando el espacio, un cuadrado pequeño en donde producirá sus primeros movimientos. La música opera como paisaje sonoro y sus movimientos combinan formas de la danza contemporánea y zapateos de flamenco. La evolución de la misma coreografía la hará salir una y otra vez del espacio marcado hasta obtener finalmente la libertad.

 

La siguiente obra Periplo vuelve a mostrarnos al bailarín-bailaor Yoel Vargas, pero esta vez en solitario, acompañado a la guitarra y el cante por Miguel de la Tolea.

Cuatro libros gigantes en escena sobre una de las esquinas en los que figura escrito en su lateral, soleá, bulerías, tanguillos, alegrías. Al fondo un banco que compartirá el intérprete con el guitarrista, un par de castañuelas y algunos accesorios.

Hay que reconocer que, comenzar unas guajiras con palillos y pasos de bolero mientras tronaban las campanas de la iglesia, ha sido toda una experiencia, mientras el cantaor intentaba desarrollar la letra las campanas sonaban y sonaban. Vargas baila bolero, toca los palillos y salta sin cesar. Luego bailará por tangos, muy flamenco, sin guitarra solo cante y sus pies para rematar cada estrofa. Bailará seguiriya con intervenciones de efectos sonoros, grabados previamente de su propio zapateo y jugará con los libros que estaban en escena y sobre los cuales también zapateará… Su baile es potente y limpio, no hay desbordes ni movimientos bruscos, todo parece claramente ensayado.

Cuatro propuestas diferentes, cuatro procesos de laboratorio con una marcada tendencias contemporáneas en los cuerpos de jóvenes creadores. Un festival que genera un espacio para propuestas innovadoras, algo muy pocas veces visto en el mercado global del flamenco.

 

Gabriel Vaudagna Arango

Festival Flamenco y Patrimonio

12 de septiembre de 2021

Hospitalet de Llobregat

 

 

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