D. QUIXOTE



Andrés Marín presenta su nueva obra que toma de disparador el clásico de Cervantes, “D. Quixote”, estrenado hace pocos días en la Bienal de Flamenco del Theatre National de Challiot París. Con dirección teatral y algunos textos a cargo de Laurent Berger.
Según dice el programa de mano: propone un flamenco que se enfrenta a las formas escénicas contemporáneas y también busca por sí mismo los recursos de la deconstrucción.
Hay en la obra un uso claro del lenguaje flamenco y su inserción en la estética contemporánea, pero no una demarcación de la estética flamenca. Una apuesta a la gran producción desde el uso de elementos, como dos grandes pantallas, una pista para patinar, una tienda de campaña, luces, efectos y sonido.

¿Quién es el héroe?

D. Quixote propone un viaje hacia la utopía, en un mundo de sueños y realidades totalmente actuales, el uso de los elementos como el monociclo eléctrico o el skate y en oposición algunas imágenes proyectadas de los años ’50 o ’60. La cantaora -La Tremendita- aparece vestida con un traje de “motoquero” y casco, el bailaor Sancho Panza -Abel Harana- en un momento aparece dentro de una bolsa de dormir y luego baila sobre el skate sacándole a las ruedas un soniquete flamenco.

En la obra de cervantes a locura y la realidad se entrecruzan, aquí el Quixote crea un mundo de fantasía en donde convive con una realidad posible. Hay sonidos de percusión, hay soniquetes flamencos, hay movimientos cotidianos, hay un uso del espacio y los elementos. Hay preguntas y frases proyectadas sobre una plataforma para patinar. Soy caballero de nadie, dice el cante… mientras se proyecta sobre uno de los costados La hazaña y el sueño se confunden…

Entra a escena el bailaor y creador Andrés Marín, caracterizado de Quixote, con un pantalón ajustado tipo maya y una camiseta con el numero 10 en la espalda, montado en un monociclo eléctrico, todo lo que sucede a partir de allí, juega con la realidad y con la actualidad. Patricia Guerrero en el rol de Dulcinea sigue la misma línea de su enamorado, baila sobre ruedas e interactúa cómo si de verdad hubiera sido creada por el mismo personaje. Hay un momento en que el Quixote se recuesta en escena y detrás de él Sancho Panza, mientras se proyecta en la gran pantalla lo mismo, pero en la imagen la que aparece es Dulcinea, allí juega la realidad y la ficción.

Hay momentos colectivos de bailes o coreográficos, El baile del futbol dónde los tres personajes zapatean con botines, que luego de caer varios balones del cielo, los mismos son pateados hacia la platea. El baile del boxeo otro de los momentos de coreografías grupales en el que también interviene la cantaora y el baile de la esgrima sobre el final que mientras bailan con espadas se proyecta sobre una de las pantallas el discurso de como hacer buen uso de las armas. Al dejar las espadas caer, toman cada uno un arma que serán disparadas en todas direcciones. Todo podría verse como una locura, como algo bizarro, pero todo hace pensar que si Cervantes escribiera hoy el Quijote estos elementos estarían allí. Marín compone un Quixote que linda con la locura y la fantasía un héroe que transforma el discurso del flamenco en un lenguaje contemporáneo para pensar quizás en nuestra propia locura del mundo en que nos movemos y vivimos.

Los músicos componen climas con momentos de mucha musicalidad y por momentos ruido, pero siempre acompañan la creación y determinan la estética compleja de encasillar, Daniel Suárez en percusión y batería; Sancho Almendral en cello; Jorge Rubiales en tiorba y guitarra eléctrica.
Se proyecta también un comic sobre el quijote y un toro y sobre el final, desnudo en escena el Quixote es pintado con una brea negra, colocado su yelmo -casco de armadura- pero esta vez con bengalas encendidas como en un ritual taurino, y se incorpora, va hacia el fondo y un gran ventilador le tira una espacie de polvo blanco. La música sube al máximo, las luces se encienden desde las pantallas hacia el público, y una gran ovación cierra la noche. D. Quixote una obra que amplía los límites del uso del flamenco para la escena contemporánea y la creación.

Gabriel Vaudagna / Sevilla Bienal 2018
foto: Oscar Romero, Prensa Bienal.

FICHA TÉCNICA
Dirección artística: Andrés Marín y Laurent Berger
Coreografía y dirección musical: Andrés Marín
Luces: Laurent Bernard
Escenografía y vestuario: Oria Puppo.
Vídeo: Sven Kreter. Comic: Gaspar «El Pinturillas»
Baile: Andrés Marín, Patricia Guerrero y Abel Harana
Percusión y batería: Daniel Suárez
Cante: Rosario “La Tremendita”
Cello: Sancho Almendral
Tiorba, guitarra eléctrica: Jorge Rubiales
Set 16. Teatro de la Maestranza

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