ABRIL
Abril
es el mes más cruel
anuncia en el programa la obra que presenta la bailaora Lucía Álvarez “La Piñona”
y contó con la dirección artística de Pedro G. Romero, dentro de la XXI Bienal de
Flamenco de Sevilla.
El
programa también anuncia lo que se bailará: Soleá (bulería); Bulería
(alegrías/bulerías); Taranto (taranto/seguiriya/trémolo). El diseño del mismo
programa, en formato digital, responde a la estética de los años ochenta y
comenta el homenaje que se pretende dar a la obra poética de Juan Manuel
Flores -quien compusiera muchas de las letras de Lole y Manuel en ese periodo
del destape español-.
«Esta obra pretende mostrar no solo la
poética, si no también la manera que tenía de estar en el mundo el poeta, una
manera peculiar y generosa a la vez, donde lo material no tenía relevancia, y
coincidiendo con una España que soportaba el final de la dictadura y comenzaba
a degustar el principio de la libertad y de un cambio definitivo para siempre
en la sociedad»
La primera imagen
de la obra es un bosque del que cuelgan cientos de plantas. Ella con una bata de
cola negra y con el interior en blanco aparece caminando mientras esas plantas
van subiendo a media altura. Al fondo dispuestos en semicírculo ocupando la
totalidad del espacio los músicos y tres cantantes que harán distintas
intervenciones, un teclado, guitarra, cante y percusión.
Adelante, en el
frente, un semicírculo más pequeño despojado donde ella bailará los distintos
palos propuestos.
Hay todo un montaje
espectacular en la escena que opera sólo como decorado, no aporta nada más que
la construcción fotográfica-estética de la obra. Una vez que suben las flores
ella baila.
La música tiene
momentos interesantes en la simultaneidad de sonidos de diferentes estilos
donde un teclado que genera un espacio sonoro se cruza con un cante de Pepe de
Pura, excelente, y las cuerdas de Alfredo Lagos.
Hay momentos en
que el baile solo sucede en silencio, produciendo sus propios sonidos, y otros
en que la guitarra eléctrica -referencia a Camarón o Morente- se opone a un
coro de tres mujeres.
La Piñona baila
con la bata negra, luego se la quita en uno de los costados, se queda con el
interior blanco para volver a bailar. Cambiará nuevamente el vestuario y sobre
el final el cantaor le dará un vestido color rojo que ella se colocará para
terminar su última pieza. Es el único momento de la obra en que ella se vincula
con el cante.
Todos los bailes
suceden hacia adelante, en el espacio creado para ese fin, todo lo demás está detrás
y es como si no estuviera.
La Piñona baila
muy bien, no hay en la actualidad bailaoras que no lo hagan. Sus movimientos se
centran mayormente en desplazamientos y zapateos. Los brazos suele mantenerlos
a media altura casi no los utiliza sobrepasando la línea de la cabeza, salvo
excepciones, en el principio de la soleá y en la seguiriya electrónica dónde la
violencia de la acción hace que los arroje hacia arriba en reiteradas
oportunidades, como quien quiere desprenderse de su propio cuerpo. Tiene las
manos para recogerse la falda no apela a una circularidad del movimiento de
dedos, sino que mantiene cierta rigidez. Incluso en los cortes finales de los bailes
se repiten con los brazos estirados.
Su
danza es mayormente frontal, no hay espaldas, no hay cambios de direcciones, es
un baile muy del tablao en espacio reducido y al frente, solo que, en un gran
teatro y lleno de plantas. Solamente hacia el final pasa por al lado de una y
la toca con su mano, quizás de casualidad, pero no sucede nada. Y vuelve a cambiarse
por un vestido de lunares.
La
dirección artística está a cargo de Pedro G. Romero, se nota porque la obra
fluye, no hay cortes extraños ni momentos de transiciones.
Pero
vuelvo a preguntarme ese bosque que rodea a la bailaora qué mas quiere
contarnos acerca del mes de Abril. Mientras las flores van bajando, ella
empieza a desnudarse quitándose la parte de arriba del vestido, dejando ver el
sujetador color piel. Baja el telón.
Gabriel Vaudagna
Teatro Central 20 de septiembre de
2020
Foto: Archivo Fotográfico de la Bienal
Claudia Ruiz Caro
FICHA TÉCNICA
Idea original y
coreografía: Lucía Álvarez "La Piñona".
Dirección artística:
Pedro G. Romero.
Dirección musical:
Alfredo Lagos.
Guitarra: Alfredo
Lagos.
Cante: Pepe de Pura.
Teclado: Alejandro
Rojas-Marcos.
Batería y compás:
Perico Navarro.
Trío de voces:
Guadalupe Martín, Irene Román y Soraya Méncid.
Diseño de iluminación:
Manuel Madueño.
Espacio sonoro: Fali
Pipio.
Regiduría: Marta
Howard.
Diseño de vestuario:
Belén de la Quintana.
Coreógrafa en una
pieza: Ana Morales.
Diseño escenografía:
Antonio Marín.
Asesoramiento y
construcción de escenografía: Sembradas.
Fotografía: Marietta
Arcos.
Grabación y edición de
vídeo: Rodrigo González (Onmyrod).
Diseño gráfico: Sergio
Bonilla Espinosa.
Confección de
vestuario: Pilar Cordero.
Producción Ejecutiva:
Lucía Álvarez "La Piñona".
Producción y
distribución: Marta Tenorio (Naranjo Producciones).
Comunicación: Edere
Comunicación.
Colaboran: Instituto
Andaluz de Flamenco, Fundación Cristina Heeren, Santamaría Tirado Productores
de Flor y Escuela Andaluza de Arte Floral y Teatro De la Villa (San
José de la Rinconada).
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