EL SALTO

 


Jesús Carmona y compañía presentaron un adelanto de su nuevo trabajo en los Teatros del Canal, previo al estreno en la XXI Bienal de Sevilla el próximo 11 de septiembre.

La obra que le llevó varios años de investigación y de residencias aborda el tema de la masculinidad en el siglo XXI. El planteo surge de una experiencia auto referencial de paternidad y establece un vínculo con la danza, con su cuerpo y con los otros.

La obra comienza con siete varones distribuidos en escena con el torso desnudo y unas faldas de color que realizan una danza Sufi, no hay un sentido religioso más bien estético. Esas faldas que se irán quitando por etapas se transformarán en capotes o mantones en manos de flamencos. Lo interesante de la primera imagen y la reflexión es que un trozo de tela atado a la cintura puede ser asociado a lo femenino, sin embargo, ese mismo trozo de tela girando por el aire puede ser un capote asociado a lo masculino.

La escena siguiente aparece Carmona con ropa urbana, secundado por cante y guitarra en el centro de la escena, mientras realiza unos pequeños movimientos José Valencia (cantaor) va diciendo fragmentos del decálogo de Vicente Escudero (1951) “bailar en hombre”. Sucede la danza. La escena siguiente los bailarines construyen una línea al frente con sillas, vestidos con traje, corbata y chaleco de diferentes motivos, construyen secuencias de movimientos a través de gestos cotidiano que van repitiendo en canon, al unísono y alternadas. Esta escena como la del final recuerdan a trabajos de la compañía británica DV8, el uso del cuerpo, los movimientos contemporáneos, la reiteración de gestos.

El salto tiene como particularidad que algunas escenas no mantiene una linealidad narrativa sino va dando saltos, ocurrencias, cambios de direcciones, o encuentran un tema que desarrollar. Algo significativo es el uso de sillas de diferentes colores, pero que aparecen reiteradas veces. Me pregunto si la masculinidad está asociada a eso, o si es meramente un elemento funcional a la obra.

Una escena interesante y a la vez con humor es la proyección de un supuesto partido de fútbol en el que el relator va narrando una obra de danza. Creo un hallazgo por varias razones, es graciosa la escena y pensar la danza ocupando el lugar del fútbol puede ser una utopía y un golpe a un tipo de masculinidad.

Suceden otras escenas, las sillas van de un extremo al otro, algunas llevan una luz debajo que en ciertos momentos ilumina una acción.

Bailan por tangos y todos se quitan la camisa y se la colocan como delantal.

Hay construcciones coreográficas de danzas urbanas, movimientos, figuras. Hay momentos en que los intérpretes aparecen con accesorios como cascos y chalecos que tanto puede ser de motorista o de boxeador. Hay otros elementos que utilizan como gabardina y arneses de seguridad. Bailan, aunque sus movimientos no se reducen a solo zapateo o una estética flamenca, construyen escenas dinámicas y de mucha versatilidad.

Carmona juega y baila con una manzana acompañado por el percusionista en una sesión de improvisación.

Sobre el final todos los bailarines colocados en semicírculo sobre las sillas mientras Carmona baila por cantiñas con soltura, con gracia, combinando los movimientos del flamenco con los movimientos de otros estilos, él lo hace muy bien, aunque por momentos las vueltas de avión pasan a ser una muletilla muy repetida en todas sus intervenciones. La excelente voz de José Valencia moviliza la platea atravesando los corazones.

Para cerrar el baile se encienden luces de colores, cambia la música y se transforma en una discoteca (referencia DV8) y todos se van quitando la ropa mientras bailan alocadamente. Los cuerpos libres, despojados, desnudos. Mientras el protagonista coge la camisa y se la coloca, y un chaleco y una chaqueta mientras que los bailarines lo vuelven a desvestir.  

En esa exhibición de cuerpos “desenfrenados” van sentándose en el centro apiñados para cerrar la obra.

El Salto contó con la colaboración de la puesta en escena de Ferran Carvajal que proviene del mundo de la danza contemporánea y del teatro, esto ha influido considerablemente en la obra. La compañía esta integrada por Ángel Reyes, Rubén Puertas, José Alarcón, Adrián Maqueda, Borja Cortés, Joan Fenollar y Daniel Arencibia, algunos más compenetrados en los diferentes estilos otros con ciertas diferencias dejando entrever su propia personalidad, pero todos le imprimen cierta frescura a la obra.

Al finalizar la obra los intérpretes dieron un pequeño coloquio sobre el proceso creativo. A la pregunta de qué se le opone a lo masculino Jesús Carmona sintetizó: la curva. Ya no hay movimientos rectos o lineales ahora los hombres pueden mover el cuerpo usando otras formas.

Gabriel Vaudagna

Teatros del Canal 8 de septiembre 2020  

 

FICHA TÉCNICA:

Dirección artística y coreografía: Jesús Carmona
Dirección de escena y dramaturgia: Ferrán Carvajal
Bailarines: Jesús Carmona, Ángel Reyes, Rubén Puertas, José Alarcón, Adrián Maqueda, Borja Cortés, Joan Fenollar y Daniel Arencibia
Músicos: Jose Valencia (cante), Juan Requena (guitarra) y Manu Masaedo (percusión)
Luces: David Pérez
Escenografía: Carmen Martínez
Vestuario: Rosa García Andújar
Asesoramiento en temas de género: Nerea Galán
Música original: Juan Requena y Sabio Janiak
Espacio sonoro: Sabio Janiak
Maquinaria y regiduría: Lola García
Sonido: Fali Pippio
Producción ejecutiva y tour manager: Eva Marcelo
Dirección de producción: Gachi Pisani
Coproducción: Centro Coreográfico-Teatros del Canal, Bienal de Flamenco de Sevilla, Teatro Sadlers Wells/ Flamenco Festival London

 

Comentarios

Entradas populares