Carmen Linares 'la mujer del cante'


La cantaora ofreció un espectáculo que recoge sus 40 años con el flamenco, dentro de los festejos organizados por el Ayuntamiento, con motivo de las fiestas de la Mercé. La puesta en el teatro griego de la ciudad Condal recupera su larga e intensa trayectoria.

Vestida con un traje negro con pantalones y un pañuelo de una seda color morado ingresa Carmen para “arrancarse” como dicen en el ambiente, por tangos de Granada. Sobre el fondo las piedras del teatro griego catalán completan la imagen. La acompañan dos guitarras, piano, batería, contrabajo y dos palmeras que también hacen los coros.

La primera impresión de esta cantaora se podría asociar más a una cantante de pop o melódico que de flamenco, ya que las primeras canciones las hace de pie delante del piano. Esto me hace pensar sobre esa idea arraigada en la estética del cantaor o cantaora de flamenco, la imagen del que sufre y se retuerce las entrañas sentado en una silla a la vera del guitarrista. Pensaba esto mientras disfrutaba de Carmen Linares, de su voz y recordaba algunos de sus discos, algunos de esos tantos trabajos antológicos que esta cantaora ha recuperado de la historia perdida de aquellas viejas mujeres antecesoras. El público que llenaba toda la platea no paraba de jalearla, gritarle halagos, de aplaudir con un gran entusiasmo. Vuelven los poetas, esta vez Miguel Hernández con su serie de Andaluces de Jaén en la que navegará por peteneras y taranta.

El tercer tema será el momento en que la imagen de la que hablo se consolida. Ella retrocede hacia una silla y se sienta al lado del guitarrista para cantar por cantiñas. La tan conocida y mil veces bailada “toma ese puñal dorado” (Antología La mujer en el cante 1996), allí en medio del escenario, ella interpretaba esa imagen de cantaora tradicional, mientras yo recordaba los años en que a mis alumnas les enseñaba a bailar con esas cantiñas. Sabía cada letra, cada corte, aunque ella iba incorporando otras nuevas letras de cantiñas combinando alegrías, romeras y otras tantas… De repente me vi sentado en una platea mientras mis pies se movían a compás siguiendo la música que Carmen hacía, esta vez no en un disco sino en directo.


Carmen Linares rinde homenaje a Enrique Morente con su versión de la Leyenda del Tiempo (disco Lorca 1998), acompañada al piano por Pablo Suárez. De pronto todos los músicos dejan sus instrumentos y se agolpan detrás de Carmen, en medio del escenario, que empieza a marcar el compás con palmas por seguiriya y comenzará ella con una toná que dará también la entrada a una bailaora -Vanesa Aibar- que rematará con sus pies cada verso hasta completar el cante con su baile.

Aibar baila muy simétricamente, en un espacio acotado, con movimientos de un cuerpo flexible. No hay en ella movimientos que sugieran seducción o sinuosidad, más bien representa una línea de fuerza que potencia con el sonido de sus pies, sin embargos sus brazos de la linealidad angulosa vuelven a la redondez de un braceo de danza española y allí construye su propia forma, a veces los brazos continúan la línea del movimiento, otras, solo son intervenciones aleatorias como impulsos lanzados fuera del cuerpo.

Es el momento de la guitarra y Salvador Gutiérrez le rinde también un homenaje a Paco de Lucía, aunque podría identificar algunos pasajes de músicas de Vicente Amigo. Vuelve Linares con un mantón de seda color piel casi trasparente bordado de flores pequeñas, vuelve a cantar a los poetas, vuelve para recordarnos que el flamenco también se compone de otros versos y de otras historias.

Ya sobre el final, una invitada sorpresa Silvia Pérez Cruz para interpretar uno de los temas grabados en el disco Casida del Sediento (2017) sobre letras de Miguel Hernández.

Las voces de ambas se combinan de una forma perfecta, mientras ellas se miran al cantar el público estalla en aplausos repetidas veces.

Para terminar la actuación, entre tanguillos y alegrías con el tema de las vendimiadoras, vuelve la bailaora con mantón y bata de cola, con mucho arte y mucho salero. Un baile que invita a salirse de la butaca, de este estado de observador pasivo para querer bailar y así ella conquistó al público que agradeció muy intensamente.

Como broche de oro, como cierre Linares y Pérez Cruz evocaron a Mercedes Sosa con la canción de Violeta Parra Gracias a la vida, dejándonos un momento de reflexión y esperanzador, un tema que dice ella misma todos deberíamos recordar cada día. Y que el mundo cure sus heridas con amor, con arte y con esta bella canción, mientras la mujer del cante nos conquista con su voz.

Gabriel Vaudagna Arango

24 de septiembre 2021

Teatro Grec, Barcelona, Fiestas de La Mercé

Ficha Técnica

Cantaora: Carmen Linares

Guitarras: Salvador Gutiérrez y Eduardo Pacheco

Piano: Pablo Suárez

Baile: Vanesa Aibar

Contrabajo: Josemi Garzón

Batería: Dani

Coros y palmas: Ana María González y Rosario Amador

Artista invitada: Silvia Pérez Cruz

Luces: Antonio Valiente

 

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